En una situación de conflicto familiar, facilito el diálogo y la escucha entre las distintas partes, en aras a llegar a un acuerdo adecuado para todos. Vosotros mismos decidiréis la solución. Mi experiencia me ha enseñado que, en la mayoría de los casos, los Tribunales no son ni la forma ni el lugar idóneos para solucionar los desencuentros familiares. Con frecuencia, su resultado posiciona a las partes en el binomio ganador/perdedor. Ello perpetúa el conflicto y, a veces, incluso lo aviva. Por eso soy una convencida de la resolución alternativa de los conflictos (ADR): comporta multitud de beneficios. Entre otros, aprender a escuchar, hablar de forma asertiva y respetuosa, saber situarte en el lugar del otro, reflexionar, ordenar tu vida, tomar tus propias decisiones y responsabilizarte de ellas.
¡Es todo un aprendizaje!
Durante el proceso de mediación resulta conveniente que estés asesorado sobre tus derechos y tus obligaciones por un abogado. Sólo estando informado puedes tomar decisiones libres y conscientes.